Una gigantesca mancha opaca enturbia desde hace días parte del Atlántico. En las imágenes que captan los satélites, desde África hasta el Caribe, una nube marrón enturbia el tradicional azul o el blanco en espiral que suelen ser típicos en esa área en otras épocas del año.
Es la señal inequívoca de que otra capa de aire sahariana -una masa de aire muy seco y lleno de polvo del desierto norafricano- se mueve hacia América.
En el Caribe ya han comenzado a sentir sus efectos: varios países del área han recomendado a sus ciudadanos que usen mascarillas y eviten actividades al aire libre dada las altas concentraciones de partículas en el aire.
Y también, han emitido advertencias para embarcaciones por la reducción de la visibilidad en la navegación que provoca el polvo sahariano.
De acuerdo con Olga Mayol, experta del Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales de la Universidad de Puerto Rico, la actual nube tiene las concentraciones más altas de partículas de polvo observadas en la región en el último medio siglo.
El fenómeno comenzó a observarse en un área del oeste de África hace una semana y ahora ha recorrido más de 5.000 kilómetros hacia el Caribe, incluido territorio continental de América, como Venezuela.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) pronostica que la columna de polvo del Sahara continuará moviéndose hacia el oeste a través del Mar Caribe hasta alcanzar áreas del norte de Suramérica, Centroamérica y la costa del Golfo de EE.UU. en los próximos días.
Varios países del área ya han reportado la presencia de polvo del Sahara y usuarios de redes sociales han compartido algunas imágenes de paisajes cambiados por la nube o de uno de los espectáculos más interesantes que produce: intensos colores en los amaneceres y atardeceres.
Esta masa de aire seco y cargado de partículas de arena se forma sobre el desierto del Sahara al final de la primavera, el verano y principios del otoño y generalmente se mueve hacia el oeste sobre el océano Atlántico tropical cada tres o cinco días.
Cuando ocurre, suele ser de corta duración: no dura más de una semana, pero la presencia de vientos alisios en ciertas épocas del año la hace más propensa a que pueda cruzar el Atlántico y recorrer más de 10.000 kilómetros.
La llegada a América de la nube de polvo del Sahara no es inusual y ocurre varias veces al año, sin embargo, según los meteorólogos, esta es una de las más densas que llega en el último medio siglo.
Tradicionalmente, la actividad de la capa de aire sahariana aumenta a mediados de junio, alcanza su punto máximo desde fines de junio hasta mediados de agosto y comienza a disminuir rápidamente después de mediados de ese mes.
Durante su periodo de mayor actividad, la capa de aire sahariana llega hasta Florida, América Central e incluso Texas y cubre enormes áreas del Atlántico, equivalentes a todo el territorio de EE.UU. y Canadá juntos.
De acuerdo con la NOAA, cada año, más de 100 millones de toneladas de polvo sahariano soplan entre África y algunas veces llega incluso hasta la cuenca del río Amazonas.
La capa de polvo forma una nube generalmente de entre 3 y 5 kilómetros de espesor y se encuentra a una altura de entre uno y dos kilómetros en la atmósfera.
Como todo fenómeno de la naturaleza, las nubes de polvo del Sahara contribuyen en diversas formas a los ciclos naturales del planeta.
En primer lugar, el calor de la capa actúa para estabilizar la atmósfera cuando el aire cálido de la nube de polvo se eleva por encima del aire relativamente más frío y denso.
El polvo mineral suspendido también absorbe la luz solar, lo que contribuye a la regulación de las temperaturas del planeta.
Los minerales contenidos en el polvo también reponen los nutrientes en los suelos de las zonas tropicales, que se ven afectados por las tradicionales lluvias de la región.
Algunos de los químicos que contiene pueden contribuir a la vida en los océanos, aunque algunos expertos han alertado de que algunos tóxicos también pueden ser nocivos para algunas especies, como los corales.
Según la NOAA, el calor, la sequedad y los fuertes vientos asociados con la capa de aire sahariana suprimen también la formación e intensificación de los ciclones tropicales.
El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. proyectó para este 2020 una temporada ciclónica más intensa de lo habitual, pero si más nubes de este tipo se forman en los próximos meses, la formación de huracanes intensos podría verse debilitada.
Uno de los efectos nocivos de la nube de polvo del Sahara está vinculado con la salud humana, dado que afecta considerablemente la calidad del aire.
El aire seco y polvoriento de la capa de aire sahariana tiene aproximadamente un 50% menos de humedad que la atmósfera tropical típica, lo que puede afectar desde la piel hasta los pulmones.
Su alto contenido de partículas también puede resultar nocivo para personas con problemas respiratorios e incluso, provocar problemas de alergias o irritación de los ojos o mucosas.
En los actuales contextos, con una pandemia de coronavirus que afecta a la región y ha provocado miles de muertos, las autoridades sanitarias de algunos países han alertado sobre el riesgo extra que esta nube de polvo supone para personas con problemas respiratorios.
El domingo, el Departamento de Salud de Puerto Rico alertó que las personas con asma, enfermedades respiratorias y alergias, «así como aquellas que se han contagiado con covid-19» deberían extremar las precauciones para no agravar sus condiciones de salud.