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Los líderes del G7 tienen en el punto de mira el oro ruso y el petróleo. De ahí que estén manteniendo conversaciones “muy constructivas” sobre un posible límite a las importaciones de petróleo ruso que significarían un cambio fundamental frente a la posición de sanciones actuales.
La propuesta forma parte de los debates más amplios del G7 sobre cómo aumentar la presión sobre el Kremlin por su invasión a Ucrania sin avivar las presiones inflacionarias mundiales. Se espera que la guerra de Ucrania, la escasez de energía y alimentos y el empeoramiento de las perspectivas económicas mundiales dominen la agenda de la cumbre, que este año se celebra en Schloss Elmau, un castillo alpino del sur de Alemania. Estados Unidos, Canadá y Reino Unido ya han prohibido las importaciones de petróleo ruso, mientras la Unión Europea ha acordado un embargo que entrará en vigor a finales de 2022 como parte de las sanciones impuestas al Kremlin por su invasión de Ucrania.
Sin embargo, con los precios de la energía en alza, Occidente teme que estos embargos no hagan mella en las arcas de Rusia, en un momento en que el país gana más con las exportaciones aunque los volúmenes caigan. Un tope de precios podría resolver este dilema, evitando al mismo tiempo restringir aún más el oferta de petróleo y alimentar la inflación, dicen los representantes.
Sin embargo, para que esto funcione, se requiere la participación de grandes importadores como India y China. “Estamos en el buen camino para llegar a un acuerdo” dijo la fuente. El responsable dijo que el G7 también está debatiendo la necesidad de combinar objetivos climáticos ambiciosos con la necesidad de que algunos países exploren nuevos yacimientos de gas, en un momento en que Europa se apresura a desprenderse de las importaciones de gas ruso.